Gaby Herbstein: ver para creer
Gaby Herbstein: ver para creer
Artista argentina que, con sus fotos, genera conciencia de los problemas sociales y ambientales. También reconocida innovadora en la moda y la publicidad.
Captar la esencia del otro. En ese camino se encuenta Gaby Herbstein, quien en los últimos años transitó el retrato en sus más diversas vertientes. A veces onírico, otras veces indicial, la senda intimista de la artista se afianza con su reciente paso como documentalista, con el apoyo de las Naciones Unidas, y en la pantalla de la plataforma mundial National Geographic. Nuevas estaciones para descubrir la belleza de este mundo en el ojo sensible de Gaby, uno que se preocupa por viajar a los mundos espirituales sin fronteras, y hablarnos de nuevas subjetividades, nuevos horizontes, sea en diablo del carnaval de la Puna, o un gurú de la India, “durante mucho tiempo fui seguidora del concepto de belleza que tiene que ver más con una formula matemática, que tiene que ver con lo que es PI, la perfección. Una secuencia numérica que encontramos en la naturaleza y en manifestaciones del hombre. Y con toda esta búsqueda fui ampliándola y fui encontrando la belleza en otros lugares. Creo que tiene que ver directamente con empezar a ver. Cuando amplias la conciencia empezás a descubrir milagros en lugares donde antes no veías, y eso es emocionante y empezás a ver belleza en un montón de lugares donde antes no la veías, donde antes pasabas de largo” ¿Qué ves cuando me ves?
De sus comienzos casi fortuitos en la profesión, que arrancó acompañando a una amiga en los tiempos que estudiaba turismo, Gaby siempre recuerda con cariño que su primer fotografía revelada fue una palmera. Eran los días que sacaba fotografías en cualquier parte, incluso en el comedor de su casa, e inunda las paredes con instantánas. Hasta ese momento en sus sueños estaban convertise en una egiptóloga y, debido a ello, se acercó también a la antropología. Y nunca más abandonaría el deseo de adentarse en la humanidad representada en un personaje. Como tampoco su pulsión vital de documentar el mundo en cambios. Durante fines de los 80 y, gran parte de los noventa, se transforma en la fotógrafa más solicitada del medio local, y rápidamente salta a las revistas internacionales del calibre de Elle, Vogue Latinoamérica y Cosmopolitan. Algo parecido ocurre con las grandes marcas, L’Oréal, Avon, Dove, Puma, Sony y Samsung -que la nombró embajadora-, y que requieren una nueva alternativa en la promoción de productos, que no deja de lado un vuelo artístico, ni tampoco una revalorización de la figura humana como campo de tendencias -y diferencias. Los afiches de Herbstein de enormes medidas que pueblan Buenos Aires, con sus rostros desafiantes pero enigmáticos, son un marca registrada de la cultura porteña de fin de siglo.
“Soy de Tauro. Es un signo al que le cuesta salirse de la zona de confort. Luché mucho en diferentes etapas y con distintos trabajos, en romper mi zona de confort – a Maximiliano Sardi en www.noticias.perfil.com- Es una constante de toda mi carrera. Cuando me iba bien lo comercial me pasé a lo artístico. Cuando me empezó a ir bien en lo artístico, los galeristas me decían ‘vos seguí así’ pero yo me aburro…». A mediados de los noventa Gaby era una fotógrafa de modas, a medios de los dos mil era una artista. Esta salto ocurre a partir de los célebres calendarios, el cambio climático, la mujer en la historia, nuestras raíces como país, ente varios de sus temas, y que arrancan con una campaña contra el HIV de la Fundación Huésped en 1995. Fue una continuación solidaria de los primeros trabajos de Herbstein, Pin-up girls, realizado junto a la agencia Dotto Models, y el recordado Zodíaco, en el que 12 modelos representaban a cada signo. Gaby allí comprende que la mejor manera de vehiculizar un mensaje resultaba en hermanar famosos con buenas causas, como aquella de un Jorge Lanata en un estilo de arte povera -arte pobre-, otra para la Fundación Huésped, o la actriz Ana María Giunta, en una caja de muñecas con la leyenda frágil, contra la discriminación.
Dejando las huellas que no se ven
“Que mi trabajo no es el simple ego de haber hecho una linda foto”, se erige en la premisa de Herbstein del nuevo milenio, que llega en 1998 a su primera muestra en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori con una serie de ecos ambientalistas. “Huellas” (1999), una serie basada en una profunda investigación de la historia de las mujeres de los pueblos originarios, ubica su trabajo en instituciones de arte nacionales y mundiales. En simultáneo, la célebre tapa de “Bocanada” de Gustavo Cerati, uno de sus retratados favoritos, proyectan a la fotógrafa al mundo del rock debido a que registra acertadamente la reinvención del cantante de Soda Stéreo “Nuestra idea era tatuarlo -diría Herbstein a Laura Mafud- Pero Charly -García, que llegó con un bolso, nos dijo: “Odio los tatuajes. No tengo ganas de hacer esto. Traje mi ropa”. Y se vistió de mujer. Se puso un vestido rojo con lentejuelas, medias negras y pidió que lo maquillaran y le pintaran los labios de rojo. De repente, se puso a cantar. Después, se empezó a desnudar y comenzó a dibujar sobre su piel y su ropa. Luego se vistió de hombre, bien glamoroso, hasta que terminó el shooting.Antes de irse, me dijo: ‘¿Viste, Gaby? Con música todo es mejor’”, cerraba.
Después de “Heroínas” (2000), que visibilizaba a las mujeres notables de la historia nacional, sería la incadescente “Aves del Paraíso” (2008), “metáfora visual en la que el ser humano se funde con las aves, un llamado de atención sobre el desequilibrio ambiental que está llevando a la extinción tantas especies. Este proyecto intensivo fue desarrollado a lo largo de tres años e involucró a más de 130 profesionales de distintos campos de la imagen y el diseño argentino” En el 2009 publica Herbstein su primer libro de fotografía, “Aves del Paraíso”
La organización Prix de la Photographie, París 2015, galardona cinco obras que conforman “Estados de Conciencia” (2015), con una medalla de oro en la categoría Fine Art (People), Concept and Photography“Estados de Conciencia trasciende lo estético, lo fotográfico. Inspirado en la obra de los grandes maestros del surrealismo, este proyecto es un homenaje a quienes pudieron contar con imágenes lo que no se ve, lo metafísico, lo que está más allá, lo que está dentro nuestro, lo que nos dicen los sueños”, dijo la artista. Herbstein ha trabajado y participado en exhibiciones individuales y colectivas en Argentina, México, Brasil, Chile, Perú, Estados Unidos, Rusia, China y Japón.
“La Diablada” (2017) constituye un desafío para la fotógrafa debido a que abandona “la zona de confort” de los estudios, y se arroja a retratar las tradiciones y la cultura andina en su entorno natural, en un trabajo que se expuso en la Plaza Roja de Moscú, y obtuvo el Latin American Photography and Illustration “Me acuerdo de ese día como si fuera hoy, me desperté y enseguida recordé a la perfección cada uno de los detalles del sueño donde me visualizaba haciendo este programa, viajando y entrevistando a líderes espirituales de todo el mundo”, confesaba en la rueda de prensa de “Creer para ver”, una miniserie documental de ocho capítulos emitida en 2020 por NatGeo, y con el auspicio del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Ravi Shankar en India, la chamana Abuela Margarita en México o al líder mongol Nikolay Oorzhak en Siberia, ahondaron aún más la inmersión de Herbstein en las mil caras de la Humanidad, y sus nuevas realidades, “Y lo mismo entendí en Groenlandia, donde el gran chamán esquimal, Angaangaq Angakkorsuaq, me dijo que su gente lo eligió para explicarle al mundo sobre el derretimiento de los glaciares, que ellos vienen notando hace décadas -señalaba a Diego Curubeto para www.ambito.com- Y él cuenta que dio discursos en todo el mundo, que logró que hasta la NASA examine el problema de los hielos, y que sin embargo la conclusión es que no hay nada que se pueda, que los hielos ya empezaron a derretirse, que Groenlandia volverá a ser la tierra verde como su nombre, lo indica, pero su cultura va a desaparecer tal como se conoce”, concluía de un proyecto espiritual bendecido por el Papa Francisco.
“Yo creo que tiene que ver con creer en uno mismo -entrevista de María Paz Moltedo en www.planetaurbano.com- Este proyecto es creer en un sueño y llevarlo a cabo, creer que es posible y de pronto, mágicamente, se van abriendo las puertas. Todo lo que vi me abrió muchísimo a diferentes formas de ver la realidad, a creer. Pero es un camino esto; hay que caminarlo todos los días. Es un poco la búsqueda de la felicidad. Como dice Admor: “¿Para qué vinimos a este mundo? Para ser felices”. Se trata de buscar la felicidad, pero es un transitar, y equivocarse, y darte cuenta, y remediarlo. Nadie te puede enseñar nada. Lo tenés que experimentar”. Y, en esa experiencia, Gaby abre el foco del alma.
Dice Gaby Herbstein
“El que debutó en digital se perdió un montón de cosas increíbles de la fotografía. Me parece que se debería enseñar en rollo. Hay un halo de misterio que ya no existe. Se perdió el tiempo de tomar la foto. Hoy es mucho más fácil, se corrigen los errores en el momento y no se necesita tanto conocimiento técnico. Ese es el soporte, no así la idea: porque, uses el soporte que uses, tiene que ocurrírsete qué fotografiar. Y el valor de la imagen está en lo pueda transmitir”, a Laura Mafud en www.cronista.com.
Dicen de Gaby Herbstein
“Gaby propone hacer conscientes esos instantes del devenir cotidiano que nos atraviesan en forma permanente, invita a desplazarlos del pensamiento a la acción para ayudarnos a construir un mejor porvenir” catálogo de “Estados de conciencia”. Texto de Vicky Saldías. Museo Sívori de Buenos Aires. 2015.