¿Hay algo más argentino que la Quilmes?

Cervecería Quilmes mantiene la vigencia de una marca muy arraigada a nuestra cultura: son un ejemplo de trayectoria y modernidad.

Empresa fundada por Otto Bemberg en 1888, pionera de la cerveza más consumida por los argentinos, en la actualidad posee más del 70 % del mercado nacional.

Cervecería Quilmes es un referente de la industria local que ha logrado desde su marca una territorialidad pocas veces vista. Su nombre representa una localidad del gran Buenos Aires que la vio desarrollarse por casi 130 años. En tanto que en su isologo figura la bandera argentina como un gran símbolo de identidad.

Del mismo modo, cada una de sus comunicaciones publicitarias hace referencia a la argentinidad. En su slogan “el sabor del encuentro” halló la manera de contar cómo somos los argentinos. “El encuentro” o el compartir nos representa muy bien, quizás sea la característica más notable de nuestra esencia. Otras de las cualidades que han sabido desarrollar muy bien es la de la pasión: el deporte y específicamente la popularidad del fútbol se transformaron en un camino para intensificar el lazo de nuestra cultura y el acercamiento con su marca.

Cervecería Quilmes mantiene la vigencia de una marca muy arraigada a nuestra cultura. Claro ejemplo de trayectoria y modernidad, siguen a la vanguardia en la mente del consumidor como un símbolo de lo argentino.

La cerveza argentina fundada por Otto Bemberg

El inmigrante alemán, Otto Peter Friedrich Bemberg Drügg, más conocido como Otto Bemberg, fue el fundador de Quilmes. La fundación de esta gran empresa sucedió siete años antes de su muerte, en París.

Otto Bemberg llegó a la Argentina desde Alemania en 1888. Se instaló en la localidad de Quilmes por su agua de excelente calidad y por la cercanía con la estación de trenes. Estas condiciones convirtieron a este municipio del sur bonaerense en el sitio propicio para emplazar su cervecería. Sin embargo no fue hasta el 31 de octubre de 1890 que la cerveza Quilmes comenzó a venderse. Fueron dos años de arduo trabajo para lograr el producto deseado.

Poco a poco la empresa fue creciendo, traspasó los límites de la ciudad y logró llegar a todo el país. Con el avance de la producción a gran escala se inauguraron nuevas cervecerías en lugares como Corrientes, Mendoza, Zárate, Tucumán y una maltería propia en Tres Arroyos. Sus publicidades a lo largo de los años la hicieron parte de la cultura popular argentina.

La Sociedad de Bomberos Voluntarios y el Hospital de Quilmes contaron con la colaboración de la cervecería para su construcción. Otto Bemberg inauguró también una maternidad dentro del hospital y hasta el día de hoy lleva su nombre por haber sido benefactor histórico de esa entidad. Y como si esto fuera poco, además creó el Policlínico de la Cervecería e inauguró instalaciones en la Escuela Nº 30 «Manuel Belgrano» y la Capilla San José Obrero ubicadas en el barrio Villa Argentina.

Otto Bemberg no solo contribuyó con entidades educativas y sanitarias en la ciudad de Quilmes sino que también fundó Asociación Deportiva Cervecería y Maltería Quilmes y el centro recreativo Parque de la Cervecería que cuenta con más de 87.000 m² de espacios verdes.

Escándalo, Peronismo y expropiación

En 1937 una denuncia ante los tribunales de justicia dio inicio a lo que se conoce como Caso Bemberg. En dicha imputación se iniciaba un reclamo contra el grupo empresario de Bemberg por evasión del impuesto a la transferencia gratuita de bienes para sociedades anónimas con residencia en el extranjero.

La opinión pública se encargó de exacerbar el interés por el caso hasta convertirlo en uno de los escándalos económicos más importantes de los años treinta. Si bien el régimen de Perón fomentaba la administración pública de grandes empresas, eludió la expropiación y la nacionalización de grandes sectores de la industria en pos de fomentar la industrialización mediante el control de las importaciones y el crédito de la banca oficial.

La nacionalización del grupo Bemberg ha sido presentada como una muestra de la concentración de poder por parte de Perón o bien como una venganza personal de Evita. Sin embargo, luego de realizar un análisis exhaustivo del caso, es posible determinar que se trató de una conducta excepcional que responde al carácter simbólico representado por la empresa. El grupo Bemberg era la clara representación de la influencia política que ejercía el poder económico y financiero antes de la llegada de la «Nueva Argentina».

El 4 de febrero de 1955, Juan Domingo Perón expropió la empresa a la familia Bemberg, y le entregó el manejo al sindicato cervecero. Esa nacionalización permitió al peronismo poner en marcha algunos de los objetivos más ambiciosos que se le conocen en el aspecto referido a la participación obrera.