“Si no hubiera sido la danza, podría haber trabajado en un circo”

“Si no hubiera sido la danza, podría haber trabajado en un circo”

Simple y alegre, la máxima bailarina clásica Argentina de las últimas décadas, cuenta anécdotas de sus inicios.

La máxima bailarina clásica Argentina de las últimas décadas, la partenaire soñada de los grandes, la maestra de maestras. Son titulares que tienen sin cuidado a Eleonora Cassano. Ella prefiere presentarse como mamá de Tomás y Julieta, esposa de Sergio, ama de casa, maestra de ballet, cocinera y dueña de 2 perritas hermosas, Lila y Farah. “Mi mujer función es la familia” asegura orgullosa la artista que se inició enlas exigencias del Teatro Colón y llevó el talento nacional a los principales escenarios, y ante las personalidades del mundo de la talla de Lady Di, la princesa que se rindió a sus pies. Mujer decidida a tomar riesgos, con una carrera que empieza en el mundo clásico y que llega al público masivo con sus participaciones en el Teatro Maipo, Showmatch y la compañía de Flavio Mendoza “Mi  rol es aportar en la danza. Yo ingresé al programa de televisión para seguir haciendo lo que veníamos haciendo con Julio (Bocca), el camino de acercar la danza a la gente, iba a llegar a lugares donde jamás hubieran tenido la oportunidad de verme en un teatro… y también para mí fue una oportunidad porque me propuse mostrar que se puede bailar todo tipo de danza desde un lugar correcto”, explica quien en la gira interminable de Chapeau!  se retiró profesionalmente de la danza. Pero nomás colgó el tutú, “Vivo de la danza y para la danza», dijo. Y la Cassano continúo enseñando y compartiendo la pasión por el baile en sus clases particulares junto a las nuevas generaciones de la Argentina y el mundo. Además sumó numerosas actividades y espectáculos gratuitos en defensa de los Derechos Humanos y la niñez. En la Fundación Julio Bocca colabora asiduamente con organizaciones que asisten más de dos mil niñas, y niños, en situación vulnerable.

“Estuve dando Master Class por todo el país, hace unos cuantos años que estoy haciendo ese trabajo que me encanta, porque me permite llegar a lugares donde tal vez la gente no tiene la posibilidad de ir a las clases en Buenos Aires a los grandes centros de danza, entonces voy yo a los distintos estudios y les brindo todo lo que fui aprendiendo en mis viajes, en mis clases con maestros de afuera y también trabajo en la Fundación Julio Bocca, pero también con distintos estudios y lugares que me llaman. También estuve trabajando con la Compañía de ballet de Tucumán de clásico y de contemporáneo. Me gusta mucho poder brindar todo lo que aprendí” comentaba recientemente a Pablo Silvestri Raffin, colega del diarionorte.com, y consultada por su legado, humilde, acotaba, “Es una pregunta que me tuve que acostumbrar a contestarla porque al principio no sabía muy bien. Yo siento con respecto a mi persona lo que hago, pero legado es una palabra fuerte y creo que poco a poco me lo fue contestando un poco la gente: “Lo que marcaste”, me decían. Entonces creo que marqué algo en muchas generaciones que me toman como referente, que me han comentado que me han tenido en carpeta cuando estaban estudiando danza, entonces evidentemente algo hice con la danza y creo que tal vez me destaco por ser considerada cariñosa con las personas, entonces todo eso hace un combo que es interesante. Mi legado es haber marcado generaciones y espero seguir haciéndolo, en la buena formación en la danza” ¡Chapeau!

Un infaltable en sus actuaciones y entrevistas: la pastilla de menta. “Aprendí a mantener un caramelo en la boca en parte para calmar la ansiedad y, también, suplir la necesidad de líquidos mientras bailo. ¡Seguramente no se darán cuenta cuando miren la nota!”, cierra risueña Eleonora en nuestro reportaje exclusivo en el mítico Teatro Maipo. Otra perlita: asegura que cuendo lava los platos sus piernas están en segunda posición. Eleonora es todo Danza.