Viggo Mortensen. “Soy un carrilero que va y viene”
Viggo Mortensen. “Soy un carrilero que va y viene”
El reconocido actor de «El Señor de los Anillos» que vivió hasta los once años en Argentina, volvió al país para presentar su libro de poemas “Ramas para un nido” a nivel federal. Exclusivo para Ser Argentino.
Viggo Peter Mortensen nació en la afiebrada ciudad de Nueva York, pero meses después de su arribo al mundo su familia por cuestiones laborales se mudó a Buenos Aires. Estar más de una década en nuestro paìs, residiendo en la zona oeste bonaerense, y también a un corto trecho de distancia del viejo Gasómetro, terminó de argentinizarlo, años donde esa inocultable pasión por San Lorenzo creció de manera exponencial. Cuando su madre en el arranque de los ‘70s tomó la sorpresiva decisión de volver a los Estados Unidos, más allá de atravesar lo traumático de una mudanza siendo tan pequeño, Viggo se juramentó ante un espejo no olvidar sus raíces argentinas, las cuales tiempo más tarde volvieron a cobrar fuerza con sus visitas promocionales al país. Abocado a la actuación, después de algunos papeles menores, recibió la oferta de encarnar a Aragorn, ese fantástico personaje inserto en la trilogía de “El señor de los anillos” dirigida por Peter Jackson. De ahí en más todos sus trabajos recibieron otra consideración. A punto de cumplir 65 años a fines de octubre, pudo más la pasión por la vida porteña y regresó para presentar su nuevo libro de poemas “Ramas para un nido”.
Ubicado en la ciudad que honraron voces como Frank Sinatra o Tony Bennett, Mortensen desembarcó golpeado por dejar su Buenos Aires querida, aferrado a su gastada remerita de San Lorenzo, unos comics de Patoruzú y una copia del Martín Fierro, añorando hablar en castellano con algún latino en esa urbe internacional. Después de mucho tiempo y esos logros que le produjo participar en “Lord Of The Rings”, finalmente Viggo volvió feliz a la Argentina a principios de la década pasada para promocionar el film “Jauja”, película que en la privada de prensa se proyectó sin los subtítulos respectivos haciendo difícil su comprensión. Presente en esa función e incómodo por lo ocurrido, su humor porteño se erigió en credencial de su argentinidad al palo. “Esta película sin subtítulos no se entiende un carajo y con subtítulos tampoco se entiende un carajo” dijo en la sala porteña, mientras 80 críticos de cine se ponían de pie para aplaudirlo y abrazarlo. Querido en extremo por su enorme pasión por los “cuervos” y la tradicional comida argentina, cada arribo de este famoso intérprete a Buenos Aires es una fiesta, por su carisma, simpatía y naturalidad con cada cosa que lo rodea. En una pausa de una intensa agenda, Viggo Mortensen, al que el “Bambino” Veira llama graciosamente “Guido”, ofreció una entrevista exclusiva a este medio.
¿Qué podés contar de este libro de poemas “Ramas para un nido” que presentaste?
Viggo Mortensen: Tenía muchas ganas que se conociese mi pasión por la poesía, algo que mi carrera actoral colocó a un costado como era de suponer. En esta breve estadía me dí el gusto de presentar esta publicación en lugares como Bahía Blanca, pero también poder mostrarlo en el Centro Cultural Borges o el CCK. Me siento feliz porque en Argentina, a pesar de lo que sucede por estas semanas, se escribe, publica y por suerte se compra poesía. Estuve a lo largo de estos días recorriendo los lugares que quiero y también reencotrarme con las personas que me hacen sentir bien. Con Fabián Casas y el editor Gustavo López pasamos jornadas muy divertidas, es la primera vez que publico un libro de poemas aquí en Argentina, todos saben mi pasión por la poesía y este es un libro que está compuesto por dos partes, una titulada «Lo que no se puede escribir», que publiqué hace cinco años y otra con varios poemas de diferentes épocas, sumando algunos que hice en el encierro inicial provocado por la pandemia entre 2020 y 2021. El resultado me provocó una enorme conformidad.
¿Vale la pena contar esto?
¿Cómo describirías este especial momento de tu carrera artística?
VM: Bastante intenso. Yo no tengo un plan dentro de lo que quiero hacer, voy de una película a la otra, de un año a otro, no estoy buscando trabajar en inglés ni nó trabajar en inglés, trabajar en Estados Unidos o no trabajar en Estados Unidos, yo busco cuentos interesantes y veo potencialmente en ese guión aquellas cosas que me gustaría ver a mí en el cine como espectador. “Green Book” es un buen ejemplo de ese tipo de cine y sé que la película ahora en la tv abierta los fines de semana mide muy bien. Es bastante subjetivo eso, son cosas que me interesan a base de mi experiencia, lo que no conozco y sobre lo que me interesaría aprender mucho más sobre ellas. De alguna manera soy un “carrilero que va y viene” (risas), no sé, a veces me gusta, otras veces me interesa, cuando vivo rodajes armoniosos, casi como hechos en familia, me siento muy atraído. Intento buscar cuentos que me gustan, evito buscar esas situaciones donde la voy a pasar bien o que son en plan turístico, no es que digo “ahora voy a trabajar en estas montañas que me agradan”. Lo esencial es “¿vale la pena contar esto?”, intento cumplir con la preparación general, ayudar como un miembro del equipo a que el rodaje sea bueno, pero en la promoción también, es muy largo este proceso. Soy de interesarme en las distintas áreas para crear un largometraje, no es algo usual, puede que me meta demasiado, es mi forma de exponerme, soy de esa clase de músicos que reciben la partitura y no se quedan ahí con eso, estudio para ver si faltan notas o silencios en la ejecución.
Se te percibe muy intenso en cada acto o comportamiento cotidiano. ¿Vivís cada día como si se tratase del último de tu existencia?
VM: Sí, la verdad podría ser el último, podría ser el último rodaje, hay veces que te frustrás con la experiencia o te cansás, vengo encadenando rodajes bastante arduos, al coincidir los lanzamientos o presentaciones de estos films que salieron todos al mismo tiempo en algunos territorios, estoy todo el año trabajando y parezco un poco obsesivo con la idea de volver pronto a mi hogar, porque quiero estar con mi familia y disfrutarla, descansar algunos días. Tengo una vida muy demandante por momentos.
¿Cuánto te cambió el fenómeno y el éxito del proyecto “Lord of the rings”?
VM: La primera etapa del largo rodaje la pasé bien, en ese momento era la dinámica de vivir el día a día allí en Nueva Zelanda, que es un país extraordinario, como la Argentina, tiene unos paisajes únicos, preciosos, creo que también eso me recordaba un poco a este país. Nueva Zelanda me recordaba realmente un poco a la Patagonia, son ese tipo de sitios tan cautivantes. La sorpresa de “Lord of the rings” (El señor de los anillos) fue sobre todo el éxito inesperado, éxito a tal grado que nadie sabía que iba a ser así la trilogía para todos los que estuvimos involucrados. Mucha gente salió adelante luego y consiguió nuevas propuestas de trabajo, algunos lo aprovecharon y otros no tuvieron o no supieron aprovechar toda esa suerte. Seguí haciendo lo mismo pero con muchas más opciones, de repente, pude hacer eso de buscar cuentos que me interesaban ver como espectador en el cine. Si antes David Cronenberg no se fijaba en mi trabajo, después de esa trilogía todo cambió por suerte.
Viggo, un argentino más
¿Qué aprendiste filmando con una gran leyenda del cine como Michael Douglas?
VM: Hicimos un film llamado “Un crimen perfecto”. Michael es un tipo muy profesional y tranquilo, aprendí de èl y de todos los que estaban ahí, que se puede hacer cine pasándolo bien, tratando bien a la gente, siendo simpático, tratar bien a la gente y divertirse un poco, hacer algo serio al mismo tiempo, incluso cosas muy intensas, que incluyen mentiras, traiciones, asesinatos, odio. Uno puede crear ese trabajo y aceptar ese difícil reto en todo lo que le toca, en ese caso una relación muy tensa, de poca amistad o ninguna. Lo pasamos bien, no hay que estar a los gritos y tratando mal a la gente para hacer una buena película.
Desde el “Bambino” Veira hasta los fans de tus films, todos sienten mucho afecto por tu persona y celebran tus éxitos concediéndote siempre esa doble ciudadanía.
Viggo Mortensen: (sonríe) Bueno, me alegra saberlo, me alegra mucho que me lo digas, porque yo me siento y siempre me he sentido en casa en la Argentina. Tengo un interés especial por este país, su cultura y su gente, así que no hace falta que nadie me devuelva nada. Por un lado, porque estoy contento estando acá con vos, hoy en Buenos Aires. Pero que la gente se interese por mi trabajo y me trate como uno de ellos, tal como uno de su familia, me agrada, me gusta muchísimo y lo agradezco honestamente sobremanera.
Es muy fuerte que justo vos y el Papa Francisco sean hinchas de San Lorenzo.
Viggo Mortensen: No me extraña, San Lorenzo tiene esas cosas, pero tiene también sus altibajos, seguro Jorge Bergoglio esto lo sabe como todos los otros hinchas “cuervos”, hay que sufrir mucho para conseguir las alegrías que conseguimos. Es un equipo y una hinchada valiente, sufrida, no siempre tolerante, no siempre demuestra mucha paciencia, pero en general sí, hay mucho aguante. Estamos acostumbrados a que las cosas nos vayan de manera muy extraña, de salirnos de la hoja de ruta, salirnos del guión. Todos los días me despierto pensando en todas esas cosas hermosas que el equipo se merece, la Copa Libertadores fue una que se logró, y sobre todo haber llegado a la enorme final de la Intercontinental frente al Real Madrid, siempre buscando darle una alegría a todos los argentinos, es una pasión muy difícil de controlar y advierto que todos me entienden.
Imágenes: Télam